sábado, 21 de abril de 2018

Mi sueño...

Ayer me entregaste tu alma.
Me dijiste: Te quiero

Tuvimos la mejor noche de nuestra vida. En una cabaña donde el rugido de las olas del mar, nos cantaban una nana.

La luna llena nos espiaba, donde una inmensa cama, protagonizaba el abrazo más grande de la historia...

Esa noche, dos se convirtieron en uno. Multiplicando las caricias, dividiendo hasta el infinito el dolor del pasado.

Mariposas iban y venían, como si de la primavera se tratara...

Un suspiro, casi con lágrimas en los ojos, expresaba lo que no se puede con palabras...

Después, cuando llegó la calma..., mi cuerpo dormitaba, pero mi corazón, me mantenía en vilo.
No quería perderme nada.
Miraba tus ojos relajados, te miraba a tí, dormido.
Eterno.
Levantaba mi mano, para acariciarte. Emocionada. Sorprendida.
Como si fuera la primera vez que te veía...

Jugué con las caricias, inmortalizando el momento, inmortalizando tu cuerpo. Como si pudiera atraparlo en mis manos...
Para siempre, o al menos, durante una eternidad...

Te despertaste y sonreíste, con una infinita ternura...
Y me abrazaste, hasta el punto de curar mis heridas. Hasta hacerme saber, que eras tú.
Ya no debía buscar más, eras aquel que pensé que no llegaría...

Y mi corazón se llenó de esperanza,
de una nueva vida...
de ilusiones típicas de una niña...
De sonrisas sin motivo,
de sueños sin desvelo,
de caricias desmedidas...

Y mi alma, se vació...
de miedos y desdichas,
de silencios y anhelos,
de angustia y ruegos...
Se vació de tímidez,
de lágrimas y tristeza...

Y ahora, solo quiero volver a dormirme, volver a sentir que te tengo.
Porque todo esto, ha pasado...
pero en un sueño.

Y ahora te pido, a tí, dueño de mi destino,
Señor del futuro,
dador de esperanza...
Da la orden. Te lo ordeno...

Hágase realidad,
es mi más ansiado sueño...















No hay comentarios:

Publicar un comentario